de tortugas y sadhanas
Esta mañana vi la tortuga durante la meditación, estaba en la Sadhana con otros yogis. Fue durante el Wahe Guru Wahe Jio. Cantábamos y sentía esa alegría en mi corazón, esa sensación de unidad que sólo se comprende cuando la experimentas con los sentidos del alma. Esa necesidad de agradecer de rodillas, con todo tu cuerpo, con todo tu corazón. La felicidad por saberte vivo, bendecido, privilegiado, amado, perdonado y enamorado de la vida. Cuando llevé las manos a mi entrecejo las miré y parecía que una enorme tortuga me observaba a mí. Me acompañaba y me susurraba su sabiduría. Comencé a pedir a Dios por tantas personas en mi vida, pido por todos, siempre, cada día. Es como si se sentaran uno a uno ante mí y quisieran que pidiera por ellos. Desfilan peques del colegio, estudiantes de yoga, amigos, amigas, hermanos, primos, familia, padres, tíos, conocidos, rostros, voces, personas cercanas y lejanas, ahijados, sobrinos…
Pedí por mis ancestros, por los que tuvieron una muerte violenta, trágica o auto-provocada, pedí por las personas que hoy no quisiera ver porque duele, por la humanidad entera. Pasan los días y comprendo que la sadhana no es más que una forma para estar en la presencia de Dios, como el mar, como el escribir, el cantar... Todo lo que te conecte con la divinidad, todo lo que te recuerde de qué estamos hechos será bienvenido, porque es una manera de recordarle a tu alma que lo que no es amor es maya y que vinimos a esta vida con un cuerpo prestado, con un vehículo maravilloso para aprender a amar y con ello a servir, a ser felices a comprender….
¿Por qué levantarte en la madrugada, antes de que salga el sol a hacer tu Sadhana? Lo hago porque mi prioridad es la unión de mi alma con lo más sublime, porque quiero comenzar el día en gratitud y con mi mente asentada siempre en Dios. Esa es mi sadhana, no tienes que hacerla como yo, pero si lo intentaras te prometo que tus días tendrían otro color y ver salir el sol sería darle comiezo a un día más lleno de milagros y bendiciones.
Jagat Kaur
Medellín, Colombia