I. Cómo ser feliz: cultiva tu vida espiritual
Hace poco compartí en redes sociales un hecho de mi vida que me marcó profundamente. Al hacerlo varias personas me han escrito preguntándome cómo hice para salir adelante, para reclamar esa felicidad en la que tanto creo. Es por esto que hoy te regalo la primera de varias publicaciones que quiero hacer. Si has sido víctima de abuso sexual, de violencia, o estás atravesando por momentos de mucha crisis en tu vida estas letras son para ti.
Sé que todos los caminos son distintos. Así que tan sólo te ofrezco guías, rutas, ideas y acciones que me sirven a mí. Tú sé crítica, experimenta, mira y toma lo que más resuene en ti. Pero date la oportunidad de hacerlo con entrega y resolución. Hoy te comparto una de las prácticas esenciales que han hecho parte de mi vida desde que decidí volver a mi esencia y sanar con convicción y sin mirar atrás. Vendrán otras publicaciones con más de lo que soy, de lo que me sana y espero que sean luz para ti.
Cultiva tu vida espiritual
Cultiva el amor en tu interior. Ese que te habla desde la verdad y no desde el sentimentalismo. Ese que ama sin límites y es compasivo. Albert Einstein decía que sólo hay dos maneras de vivir tu vida. Una es pensando que nada es un milagro y la otra es cuando piensas que todo es un milagro. Tú eliges.
Si hay algo que a mí me ha permitido habitar calma y paz es ese profundo amor por Dios. Ponle el nombre que quieras: Pacha Mama, vida, universo, diosa, padre-madre, Ek Ong Kar, Brahma, Jesús, Aláh, en fin. Fortalece el chakra de tu corazón y la devoción. Recibe su amor infinito.
No hay que ser religioso para ser espiritual. Si resuenas con tu religión decídete a vivirla sin mediocridades. Con hondura y coherencia. Desde al amor y no desde el miedo. Si no es por ahí, cultiva tu espíritu de otra manera pero con constancia y devoción. Busca otras formas de conectarte con el amor universal y de sostenerte desde allí. Llena tu vida de esa visión sobrenatural, cultiva tu vida interior. Cuando estamos frente a personas que no separan la vida cotidiana de la espiritual lo podemos sentir. Hay luz en sus miradas, hay respeto y esperanza en sus actos, en sus silencios. Irradian un aura que te acoge y te carga de amor. Cultiva la devoción por medio de rituales, de la lectura de textos que te eleven o de textos sagrados, del canto de mantras, de tu religión -si eres practicante-, del servicio, de la meditación.
Alimentar tu esfera espiritual sin mediocridad te convierte en un ser ético, que busca siempre esa unidad entre lo que dice, hace y piensa. Te da coherencia de vida, apertura al perdón. Me atrevo a decir que te hace rebelde y crítico porque ya no puedes traicionar a tu corazón. Cuando entramos en el territorio del amor ampliamos esa zona de confort y podemos ser más empáticos, sencillos y pacientes. Amamos a los demás seres con más facilidad, desarrollamos una conciencia de unión y conexión. Nos sabemos parte de algo más grande y “alejamos la mirada de nuestro ombligo” para elevar la mirada a nuestro alrededor y ser más conscientes de lo que nos rodea y que también nos conforma. Así tu relación con los demás seres vivientes es más consciente y no se limita al círculo restringido de unas cuantas personas cercanas. Alimentar la vida espiritual nos permite experimentar cómo todo hace parte de nosotros: las plantas, las aguas, los animales, el aire, los humanos... Nos rendimos al amor de Dios y dejamos de crear resistencias, de temer, de querer controlarlo todo y podemos al fin confiar.
Cultivar la vida espiritual no es seguir todas las reglas sin entenderlas, no es caer en fanatismos, no es dividir, no es creerse poseedor de una verdad bajo la cual puedo lastimar a otros. Todo lo contrario. Una persona que escucha su espíritu es auténtica, compasiva, honesta y coherente. Es una persona que se compromete con la verdad que emana del amor y dice con sus actos más que con sus palabras y cuando habla lo hace para elevar, para ser parte de la magia de la vida.
Hoy te invito a propiciar ese encuentro con el amor en tu corazón. A dar el paso a la transformación. A no temer a ser la mejor versión de ti y a encender el fuego que hay en tu interior. Recoge lo mejor de tus maestros, de tu linaje, de tus creencias. Permite que la voz de tu alma sea escuchada y obra de acuerdo a esa voz. La vida es más bonita, más profunda y cobra una dimensión que no te puedo explicar, que sólo tú puedes experimentar.
Bendiciones para ti
Sat Nam
Jagat Kaur
Songdo, Corea del Sur