relajación profunda
Hace poco una de mis estudiantes me decía que ella no hace la relajación al final de su práctica personal. Siente que pierde el tiempo, se siente culpable por “no hacer nada”, no es ejercicio, ni dormir, ni meditar, nada. Quería saber si realmente la relajación servía para algo y por qué yo les insistía tanto en que la debían hacer. Además sentía angustia, impaciencia y ansiedad mientras habitaba esa postura y la quietud.
La relajación es quizá, una de las partes más importantes de nuestra práctica. Si en un día de 24 horas hacemos tantas cosas, le dedicamos tiempo a los demás, trabajamos, corremos, producimos. ¿Por qué no tenemos derecho a una relajación consciente de nuestro ser? ¿Por qué no tenemos derecho a 10 minutos de quietud? Es más que justo.
La relajación es para mí, una maestra. Cuando terminas la práctica finalizas con la última asana: Sawasana. En ella habitas la quietud, la muerte de lo que debemos dejar morir, la vida de lo que debe vivir.
Las ventajas de hacer la relajación son demasiadas, entre ellas está el rejuvenecimiento, la integración de nuevos patrones luego de romper los viejos, la creación de un pulso de energía que te aporta tranquilidad, el aumento en la concentración y el alivio del estrés. Luego de mover la energía en la práctica de yoga debemos permitir que ésta se distribuya por todo el cuerpo, que volvamos a un ritmo tranquilo para continuar en calma con las actividades del día o de la noche.
Durante la relajación aprendemos a confiar, a perder por un instante la sensación de control y a soltar. En la relajación logramos un descanso profundo, restaurador. La práctica de yoga nos ha removido por dentro y por fuera, debemos permitir que se integren los patrones emocionales y mentales.
En la relajación podemos llegar a descansar incluso más que con algunas horas de “mal sueño” donde estamos tensos y no logramos soltarnos. Es durante este descanso que confiamos, sanamos, reposamos, rejuvenecemos, decantamos y entregamos. Ya hicimos todo con nuestra disciplina, confianza y amor; es momento para que Dios padre-madre haga el resto. Esa es la importancia de la relajación y el mejor regalo que nos podemos dar.
Algunas escuelas de yoga, dejan la relajación para el final. En Kundalini Yoga tenemos pequeñas relajaciones (De 1 a 3 minutos) entre algunas posturas y siempre tenemos la relajación final que generalmente dura 10 minutos. Durante esos minutos y con la práctica, comprenderemos lo más hermoso: que la vida es confiable, justa, bella y que nos ama y protege.
Confesión: La práctica de yoga me encontró cuando tenía 19 años. En ese entonces sawasana fue toda una revelación para mí y una de mis asanas favoritas. Años después tuve una época de mi vida (y ya era profesora de yoga) en que esta postura y la relajación se me hacía dificilísima. Hoy, luego de dar a luz, poder hacer sawasana y relajarme es toda una bendición. Si te cuesta la relajación profunda, tienes allí una oportunidad de ver tus sombras, de escuchar y comprender que tal vez necesitas bajar el ritmo, o afrontar ciertos miedos en vez de huir de ellos. Recuérdalo: la acción se sostiene en el descanso.
¿y a ti, qué te genera hacer la relajación, cómo ha sido tu relación con sawasana? Te leo en los comentarios.
Te quiero mucho
Jagat Kaur
San José, Costa Rica Abril 2019
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